No sé si sabes
cada vez que me miras,
tiernamente
desde el subterfugio,
cuando me atrevo
a leerte en los ojos
o morder ese harina que ocultas.
A veces sombra y otras hielo.
poniente venido de lejos
que me sustrae de tus brazos
y me realza,
dilatando mi cuerpo hasta romperlo
de todas las heridas
que me ocultas.
Y que este espejo
este maldito espejo
callado y chulesco que me mira
me ha encadenado el pelo
y robado la voz
recién levantada.
Traslúcida las manos y mejillas
sin nieblas y sin celajes,
para engañarme
como cuando era niña
y los rayos de las tormentas
me asustaban.
Retengo la fragancia de los tiempos
en que no era mujer yo todavía
mi cuerpo era campana de una iglesia
y a veces casi no me reconozco,
o quizás sea mentira y no me extraño
de verme
tan nítida
y vibrante
una fugaz tormenta de verano.
No sé, si conoces el estertor
más profundo de mi carne,
donde tu boca y tus manos me perforan
en un seísmo interminable
y desplazas mi aliento hasta el abismo.
Desnuda estoy perdí mi historia
palpitando, tiritando por dentro,
y me pregunto a veces cuando duermes
si acaso me conoces
si acaso me conoces.
COLABORACIÓN ENTRE SOL RUIZ & JESÚS MARÍA SERRANO
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