miércoles, 13 de octubre de 2010

EL AMULETO LISBOETA

Se fue, se fue como se va una noche
tras las horas al certero encuentro
de la luz. De nada sirvió el amuleto
lisboeta, las manos, el anuncio
del hada.

Así.

Aprendí a labrar caminos con mis pies.
A preguntar los nombres, a cincelar
las caras, a carenar su fragancia
en un rincón oscuro de mi alféizar.

Así renací mago, y otra vez
la tristeza amaneció a ras de tierra.
Mañana, cuando LUZ me levante
al día, ovillará dos lágrimas
en la palangana azul-uso de mi ayer.

la palangana guardará el secreto...


Del libro inédito SATYAHARA NO QUIERE VERME HOY

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