jueves, 14 de octubre de 2010

BAJO LA ROPA LIMPIA

Bajo la ropa limpia
que dulcemente espera,
la plancha deseada
guardaba los poemas.
Las notas del ensayo
del piano de mi hijo
perfumaban la casa.

De repente, el teléfono,
con tres toques precisos,
me devolvió la vista:
tú, articulabas frases
-reproches incisivos-
y yo, me entretenía,
contando los puntitos
que la luz de la calle
dibujaba en la puerta.
Poco ya nos unía:
sólo un triste papel,
firmado en un juzgado
de empinada escalera
y serios fucionarios
tras las dos ventanillas.

¿Quién nos habrá robado
el brillo de los ojos?
a nosotros, tan jóvenes,
tan puros tan bellos y tan nobles.
A nosotros, que de haberlo intentado,
hubiéramos cambiado el color de los mares
y extendiendo las manos,
abrazar las montañas
o instalarnos en Venus
con sólo plantearlo.

Tú, torneadas montañas
de rosa albaricoque
por las que yo escalaba.
Tú, vulva apetecible
insinuante, soberbia
que hendía sudorosA
las mañanas de abril.

Tú, tierra prometida,
duquesa del deseo
y mar del sur en casa,
te ves ahora sentada olvidada de todos
incluso de tí misma.

¿Quién nos habrá cortado
las largas cabelleras
y hermosas utopías
plantadas las mañanas
de Levante en El Puerto?
Recuerdas: cuando éramos lectores
de poemas
de vino
y catedrales.
El pecho inundado
del africano humo
-sonrisa y alhucema-
y las conversaciones
duraban días enteros.

¿Qué será de nosotros?
Luchadores altivos
y vencidos ahora
por torpes vendedores
de pisos y neveras,
conductores cegados
de altos todoterrenos
que sólo se pasean
por calles asfaltadas?

¿Qué será de esta risa
que guardo en el costado
traída por un niño moreno, sonriente,
desde Jerez con truenos
una noche de lluvia?

¿Qué será de las manos
que escribe este poema
cuando tu te levantes
y yo vuelva la cara?

¿Quién me contestará
en las noches terribles,
de miles de minutos?

Guardaba los poemas
bajo la ropa limpia
para que se mezclaran
con la vida de casa.
Lo dijo el hechicero
con voz casi inadible.
el día que te marchaste:
¡Guarda bien los poemas,
no trasciende otra cosa!


De EL LIBRO DE LAS NAVEGACIONES INTERIORES
Primera edición de bibliófilo de 50 ejemplares, mecenazgo del artista Franco Policastro, 1999
Segunda edición de 1000 ejemplares, gentileza de Mariscos Romerijo, 2002

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