son bellos licenciosos
ya firmes y aromáticos
suaves como alfombras.
Vigorosos y pícaros
llenos de su poder
-grandes conversadores-
prudentes
deseables
sudorosos
de néctar
van a anegarlo todo.
Te acogen con sonrisas
para luego acoplados
sin permitir la holgura
demostrar su dominio.
Cuando estás guerreando
permiten que te agites
hasta el desasosiego
y te rindas al fin
al freno de su mando.
Tiranía de un instante
poder de una quimera.
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