martes, 9 de enero de 2024

LA VENTANA ESTÁ ABIERTA

Cuesta comprenderlo sentirlo provocarlo

la ventana vacía universal misterio

mirarte los zapatos del espejo que

siente.


La ventana está abierta la mesa los papeles

y el libro deseado espera que lo 

leas.


Puede que cualquier día trataré de aceptarlo

abrirme a su mensaje notar el aire fresco

negar que se ha marchado es servir 

vino agrio.


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miércoles, 3 de enero de 2024

DESEO

Entre mi deseo y tus labios
desde mi brisa y tu risa
hay un tic tac que me avisa
las horas pasan deprisa
como el tabaco que fumo.
El tiempo que no se ama
se borra del pensamiento
y caen las hojas del pruno
entretanto
las pisa la madrugada
canta el viento
baila el humo.
OoooOoooO

lunes, 1 de enero de 2024

LO INVENTARÉ ESTA NOCHE

Detalles

    Estudió en UNED (España)
    Casado
    Se unió en diciembre de 2009
Sección "Destacados"
Colección


Compartido con: Público
Deseo que existan cielos
con sus ángeles
esperando un lugar mejor
para la gente
a quienes los dioses
han vapuleado.
Lo deseo de verdad
lo necesito
y de no haberlo
lo inventaré esta noche
y nadie impedirá
por un momento
que sol
y paz
y agua
y alegría
dominen nuestro mundo
de quimeras.
OoooOoooO

EMPERADOR

Este divino sol
que nos calienta
príncipe de montañas
y de ríos, único
emperador
que yo defiendo.
OoooOoooO

domingo, 31 de diciembre de 2023

 ¡JUSTICIA, JUSTICIA!

-Por fin he terminado de juzgar a la panda de mataos que me han asignado los joputas de Roma, no podían haberme destinado a Hispalis o Gades, sobre todo a la Gadiria que me han dicho tienen un garum estupendo, e hidromiel del bueno, pues nada aquí estoy que si uno de Cafarnaún que protesta porque su primo no reza al gran padre Abraham, otra que denuncia a su vecina porque tiende las túnicas manchada de la regla. Vamos que estoy hasta los mismísimos, me voy de finde y que les den por donde amargan los pimientos, -dijo el Gran Caifás, se arregló la túnica y bebió vino del odre más fresquito.
En aquel momento el secretario judicial le interrumpió para informar que aguardaba uno muy cabreado que exigía justicia.
-¡Otro! ¿Qué tripa se le ha roto, qué quiere?
-Se trata de Enmanuel de Nazareth y dice que no aguanta más porque le han inventado una vida llena de mentiras, que su Señoría le atiende o produce un levantamiento popular, vamos una asonada en toda regla. Me permito recordarle que le conviene atenderlo porque tiene muchos seguidores y estamos en año electoral, usted se juega mucho… ¿le digo que compenetre?
-¿Compenetrar qué es?
-Penetrar una vez que se está dentro.
-Pero que sea una vista cortita que ya no puedo más.
-Vale señoría. Tú, Enmanuel, pasa y tienes diez minutos que el Gran Caifás es magnánimo contigo.
-Dime por qué quieres mi justicia conocida en todo el orbe.
-Mentiras, todo mentiras señoría, ya no puedo más.
-Explícate.
-Mire, resulta que yo era aprendiz en la carpintería de mi padre José y me fue enseñando el oficio, hasta ahí todo bien aunque al poco tiempo le ocurrió algo y desapareció y me encontré el taller solo, me tuve que hacer autónomo y cumplir con los encargos, estábamos especializados en camas, mesitas de noches, mesas, sillas, aparadores y arcones así que como nos la compraban seguí la fabricación.
Un día llegó una señora de Gaza y dijo que el aparador era maravilloso, un milagro. Yo le dije que no era para tanto, pero ella se fue hablando en el mercado que yo hacía milagros y me pusieron de mote Enmanuel de los Milagros, al principio me pareció simpático. En otra ocasión mi primo Juanito el Bautista, me invitó a una romería en un cerro y lo pasamos muy bien hasta que llegó la hora de comer, entonces me dijo que la gente tenía hambre, le contesté que era la hora de que sacaran los fiambres y se me quedó mirando muy serio esperando que yo hiciera algo. Estaba tan serio que acerté ver pasar a un carro que llevaba pescado para la lonja y a un viejecito con pan en su mula y lo compré para repartirlo. ¡Qué error más grande! Todos decían milagro, milagro, milagro. No había nada sorprendente, tenían hambre y como soy soltero de mi ahorros lo pagué, pero lo peor es lo que me ha pasado con una muchacha muy guapa, pero pobre que tuvo que prostituirse, me enteré y cuando terminé en el taller de carpintería, le pregunté por su vida y me contó su gran tragedia. Me apiadé de ella, la abracé, la ayudé a lavarse en el arroyo y le sequé su pelo, le pregunté si quería dejar aquel oficio indigno para venirse a casa y ayudar a mi madre que estaba baldada de tanto lavar ropa y planchar. Cuando la gente se enteró dijo milagro otra vez.
-Muy interesante, dijo Caifás.
-Estoy aquí porque ahora unos seguidores del espacio-tiempo de Einstein han dicho que soy divino y quieren que camine sobre las aguas y ya eso señoría no se puede tolerar, usted tiene que hacer algo porque manda mucho y yo me quedo en mi taller con mis mesas y la tarea de carpintero.
-Déjame pensarlo. Tras unos minutos se dirigió a Enmanuel de Nazareth para decirle: -Desde ahora te nombro Papa de los judíos y te dedicarás a hacer milagros.
-¡Pero si yo no hacer milagros, soy carpintero autónomo!
-No te preocupes porque voy a inventar también al Vaticano, y dicho esto se subió a las andas llevadas por cuatro esclavos nubios y no hemos sabido nada más de él.
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martes, 19 de septiembre de 2023

EL GANDULA EN LA SALINA


Semihundido en una de las balsas de la salina desde antes de ponerse el sol, acurrucado contra el fango y temblando por el relente hubiese dado la vida por poder encender un cigarrillo de su paquete de Ideales, la ropa al seco cuidadosamente sobre uno de los lomos, tapándose de las posibles miradas de la Guardia Civil, escurriéndose por los pies, desnudo, y atento a las señales del silencioso falucho que debía entregarle el alijo. Los Toruños.
<<¿Cómo había terminado allí?>> -Se preguntaba y no encontraba respuesta, bueno, sí la encontraba, claro que sí. Trabajos eventuales en la aserradora de la plaza del Polvorista fabricando cajas para los pesqueros, alguna peonada en las campañas de Navidad en la bodega de Pedro Domecq y el marisqueo de bocas en San Pedro o camarones, poco o nada mas. Paco el Gandula, hijo de Chano y nieto de la Carlota había nacido en el primer piso de la casa de vecinos de la Ribera aunque ahora le llamaban Enrique Martínez, justo arriba de la taberna de La Lucha donde se hacían los safes de los pesqueros alicantinos, su padre arrastraba cajas en la lonja y él estaba deseando hacerlo también para no correr tantos riesgos por las marismas y salinas de noche, pero la vida viene como viene.
Si al menos el alijo fuese para él podía darse por satisfecho aunque las cosas no eran así. No perdía ojo a la mar en una noche frescachona de noviembre y entumecido, en aquella salina donde notaba de vez en cuando que algún robalo se le acercaba. Si pudiese atrincarlo como fuera hacía el día, por eso miraba alrededor ya que siempre los salineros dejaban una pértiga o un rastrillo aquí o allá y de encontrarlo, no se le escapaba, seguro que no se le escabullía de las manos. Comienza a llover suavecito y ya estaba pingando y lo peor es que la ropa podría correr la misma suerte, menos mal que a un par de millas. La horas de avistamiento en soledad le habían dotado de una capacidad portentosa para ver en la oscuridad, veía casi tanto como los guardas de las salinas. Sí, efectivamente, la luna se reflejaba sobre el tambucho de una embarcación a vela que traía rumbo al Caño del Bote como a un par de millas.
-¡Ya están aquí! -Cada vez hablaba solo más veces, se decía que hacerlo era una forma de mantener charlas donde nadie le llevase la contraria, se reconocía torpe y además no era bien parecido, ni alto tampoco, analfabeto. Su destino se había escrito antes de nacer.
Decidió levantarse y correr agachado ante la playa y entró en la marea, al fin y al cabo ya venía pingando, las olas le golpeaban la cara, era una manera de no ser visto y con su lata vacía de Conservas Sur hacía señales al patrón del falucho que al advertirla se enmendó de rumbo hacia él. Lentamente, silenciosamente, la embarcación con dos tripulantes de poco más de 10 metros, se enmendó para atender a Paco y entregarle el fardo envuelto en hule embreado para que no se mojase, saludaron y pusieron proa para salir hasta Sancti Petri y entregar el último que les quedaba a bordo.
El Gandula se lo puso en la cabeza luchando con el fardo para que no se le escapase con los arreones de las olas y llegando a la orilla se agachó y oteó toda la playa, aterido de frío por si los guardas de las salinas estaban al acecho o veía reflejos de la pareja de carabineros por algún lado. Le pareció que no y corrió la arena con sus pies descalzos y atravesó la duna y siguió corriendo hasta encontrar su balsa de salina con la ropa. Se vistió sin secarse, pero no se puso las alpargatas para no dejar huellas, el bulto pesaba bastante, de aquello podía sacar para aguantar una semana, caminaba y se escondía, de vez en cuando se guardaba en los lomos de fango duro y sal que se le clavaba entre los dedos de los pies.
Las salinas reflejaban las aguas iluminadas por la luna dejando una hermosa vista y Paco pensó que sería hermoso estar allí contemplando aquella maravilla sin tener miedo, sin pasar hambre, sin estar en peligro.
Cuando llegó a las inmediaciones de la Venta del Macka buscó su bicicleta y esperó que amaneciera, cargó el fardo y le colgó un par de cubos de zinc con almejas y ostiones que tenía en una red en el río para poder entrar por el puente metálico a la hora de subir la marea como hacía habitualmente.
No sabía que el cabo Manzanares, el carabinero de Osuna, estaba apostado con un número recostado bajo los arcos de los primeros soportales y lo paró.
-¿Qué llevas ahí Gandula, qué hay?
-Na mi cabo, cuatro almejas y un ranchito de ostiones roaizos.
-Mira a ver si es verdad. -Ordenó el cabo a su número y éste comprobó que era así, aunque también señaló al fardo sin decir nada.
-¿Y el fardo qué? Mira que te lo tengo dicho, -para acto seguido y sin mediar palabra propinarle una guantada con la mano abierta que tiró a los adoquines al Gandula y su bicicleta. -¿Y eso qué Gandula, no tienes nada que decirme?
Paco conocía al carabinero que era un hijo de puta, un cabronazo que lo traía a mal traer y doliéndose de la cara se levantó y enderezó la bici. Las almejas y los ostiones estaban diseminados entre los adoquines.
-Mi cabo, -dijo el Gandula, usted sabe que yo me acuerdo de usted y no es mala persona, tengo que vivir, tengo que buscarme la vida.
El Cabo dio un par de pasos hacia atrás para meterse de nuevo bajo el arco de los soportales, todavía no había amanecido, se recostó sobre su mosquetón y se quedó en silencio esperando respuesta de Paco.
-Mi cabo tengo para usted y la compaña dos libras de tabaco de liar inglés, dos medias de nylon y un kilo de café.
-Poco me parece Gandula para dos personas de ley y orden.
-Puedo sumar una pastilla de jabón Lifebuoy.
-Vale. -Hicieron el trato y el Gandula tras recoger del suelo las almejas y los ostiones se subió a la bicicleta que le había prestado don Manuel el del estanco, con su bofetada que lo hacía llorar de impotencia hasta la casa de éste, la persona que hacía los tratos con el falucho para el contrabando con su carga de tabaco, medias de nylon, café, jabón del apestoso y una caja con 20 mecheros Flaminaire que eran la última novedad. Allí, en el estanco volvería a recibir otra bofetada pero en el bolsillo, que es donde más duelen.
Contrabandistas de playa. El sol despuntaba por Levante.
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viernes, 2 de junio de 2023

SI NO HAY

Si no hay amor
dejen de mirar mis ojos.
Ay, tu vestidito rojo.
Si no hay amor
párese mi corazón
y acabe mi desazón.
Si no hay amor
séquese el mar océano
deje de girar el sol.
Si no hay amor
todo pierde su sentido
todo muere sin tu olor.