Han robado la farola de mi casa.
¡Ha desaparecido, ya no está!
Cuando de noche salgo
No tengo miedo.
Al fin y al cabo, sólo es una farola,
columna vieja bombilla de las malas
de las que casi no lucía y oxidada,
manchada por las meadas de los perros.
Ya no tengo farola.
Sé que el manchón está lleno de liebres
conejos, perdices, búhos erizos
y felices en las copas de mis árboles
viven los gorriones.
¿Para qué sirve una farola me pregunto?
Si el firmamento me muestra tantas cosas.
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