Yo sé que el mundo es redondo
que el cielo está arriba de nosotros.
Sé también que el agua es líquida.
Supe que un boli es un boli
y un lápiz es un lápiz
un borrador Milan un tesoro.
Forraba los libros con periódico
que las mujeres tienen bellos pechos
y se pintan los ojos y los labios.
Todo eso lo aprendí siendo tan joven
así que desde el balcón de mi casa
veía pasar la vida y los fracasos.
Pero yo sabía que el mundo era redondo
el cielo el agua, la sonrisa el tiempo
y ya era un joven que se enamoraba
de todo aquello que por allí pasara,
y las mujeres, las de erguido el pecho
miraban al balcón y sonreían.
Por eso fui el amante de Litz Taylor
y Sofía Loren me mandaba besos
en los folletos del cine de mi barrio.
Pasó el tiempo y supe -Benedetti-
que una mujer desnuda y en lo oscuro
es la luna y el sol, la vida misma.
Por eso ahora recuerdo y me emociono
cuando escucho tacones por las calles
maravillas de luz, carmines rojos.
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