Madre mi carpintero no viene a verme
tengo tantos celos que el cuerpo no me sostiene.
Del miedo que me entra no quiero ni pensar
¡Por Dios que venga,
por Dios que venga!
Le tendré preparada mejor merienda.
Calle de San Francisco, la de Jerez
donde pasan los frailes de tres en tres
“larga y serena” monjas por decenas
te buscaré, seguro que te encuentro
carpinterillo, con las manos y cara como el tablón
lo mismito que tengo mi corazón
al final de la calle pondré un cartel
¿ha visto un carpintero, dígame usted?
que lo busco y lo busco desde anteayer
con una cañonera te buscaré,
entre las azucenas y el laurel
te buscaré con siete monaguillos y un mire usted
mirando a la pared.
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