Ha sonado el móvil en la mañana
lo he dejado sonar sin descolgarlo
ha vuelto a hacerlo por la tarde
y otras dos veces más.
No he respondido aterrizaje
de la tristeza Agustín
era ya humo
solo
envuelto en algas
verdes y azulinas
en silencio
sin nadie en la casa.
Ha sonado el móvil
estruendosamente
lo tomé en la mano
pronunciaron mi nombre
-me conocen-
dígame contesté
a sabiendas que las malas noticias
son constantes.
Dígame repetí
nadie me habla
oigo un suspirar
ruido de motos
una sirena
el autobús urbano
al ralentí.
Arrojo al teléfono a la calle
quedándose enganchado
de unos cables
asomo la cabeza
cuento catorce.
Es Agustín lo sé
quien me llama
con su hoz y martillo
su cigarro encendido
su rictus
amargo derrotado.
En un rincón quedó el respirador
su lucha su viaje a la Unión Soviética
y también
la bandera tricolor.
Hubiese estado bien
por él
qué alguien cantase
fumando en el balcón
Arriba pobres de la tierra.
OoooOoooO